Una apuesta simple es aquella que se pronostica sobre una particularidad concreta de un único evento. Es el tipo de apuesta deportiva más básica y popular entre los apostantes.
La apuesta simple es la forma más sencilla de apostar en el mundo del deporte. Se trata de aplicar un único pronóstico a un evento concreto. El jugador ganará o perderá la apuesta si se da o no el pronóstico en cuestión. Por ejemplo, se puede apostar a que un equipo de fútbol determinado gane un partido o que llegue empatado a la media parte de un encuentro o que un conjunto de baloncesto anote más o menos puntos o gane o pierda el primer cuarto. Aunque se denominen simples, este tipos de apuestas no son sinónimo de acierto. Su nombre se debe a que el éxito del jugador depende de un único resultado.
Para un mismo evento puede llegar a haber un centenar de tipos de apuestas. Las apuestas de un evento se diferencian en mercados. Los mercados son la forma de llamar a los diferentes tipos de apuesta (resultado final, 1X2, más/menos goles, marcador correcto…). Cada mercado da una ejemplo de apuesta simple. Así pues, en un partido de fútbol se puede elegir cual de los dos equipos va a ganar o si habrá empate. De las tres opciones hay que escoger una. Pero en el baloncesto nunca hay tablas, por lo que solo se puede apostar al equipo ganador. Volviendo al fútbol, hay muchas más opciones: apostar al marcador exacto, al 1X2 a la media parte, al goleador de turno… Todas las posibilidades, todos los mercados sirven para configurar una apuesta simple. En la imagen siguiente, ejemplo de apuesta simple en William Hill a propósito del Granada-Athletic de semifinales de la Copa del Rey de fútbol.
Las apuestas simples se pueden realizar antes del partido (“pre-partido”) o cuando el duelo está en juego (“en vivo”). Este segundo caso permite al jugador ver como está transcurriendo el choque para poder hacer su apuesta. Hoy en día, con el móvil, las apuestas “en vivo” dan mucho juego. Por ejemplo, en un partido de tenis, viendo el transcurso de un set, se puede intuir como irá el siguiente.
Es muy fácil. El usuario debe entrar en su casa de apuestas favorita, seleccionar una especialidad, una competición y un partido determinados y hacer el pronóstico que desee. Luego tiene que introducir el importe a jugar y cerrar la apuesta. Ganará si se da el pronóstico seleccionado.
La cantidad de dinero que percibirá el jugador sale de la multiplicación de la cuota del pronóstico deportivo por el importe de la apuesta para acabarle restándole otra vez la cantidad apostada. Por ejemplo: si el triunfo del Valencia en un partido de Champions tiene una cuota de 3, apostamos 10 euros a que se va producir y, en efecto, el equipo che gana, el beneficio sería el siguiente:
10 euros (de la apuesta) x 3 euros (de cuota)= 30-10 (de la apuesta)= 20 euros de beneficio.
La dificultad que se de un pronóstico ira ligada a una cuota alta. Así, por ejemplo, en futbol hay cuotas bajas en la posibles victorias locales de los equipos punteros de un campeonato contra la mayoría de rivales. En cambio, acertar el resultado exacto de una confrontación, implica más dificultad, por lo que la cuota aumentará. Por lo tanto y como es lógico, cuanto mayor sea la cuota a la que apuesta, mayores serán los beneficios que se pueden lograr, pero también mayor será el riesgo del apostante.